Nunca, nada, siempre

En un pueblo del interior de España, llamado Ontur, se encuentran reliquias que parecen suspendidas en el tiempo, como si hubieran estado ahí siempre y no fueran a irse nunca. Lugares que una vez emanaban vida, ahora más sombríos y desérticos. La paz inquietante de la despoblación. Un gabinete de curiosidades que engloba la memoria, aún presente, de un modo de vida en extinción, lento, auténtico y tradicional.

“Nunca, nada, siempre” trata de plasmar la fascinación de alguien ajeno a la pausada vida de la España rural por esta. Como una niña cuando comienza a descubrir el mundo, cada nuevo hallazgo es considerado sorprendente y especial a su mirada. Así, va explorando el entorno, interactuando con sus habitantes y recopilando instantes de cada rincón, dando lugar a su propio imaginario singular.

La senda espejo

Serie de fotografías conceptuales en las que trato de exteriorizar miedos e inquietudes, tales como el aislamiento, la pérdida, el rechazo, la ansiedad y la muerte. Aquello que nos hace vulnerables y fuertes a la vez, a través de paisajes, retratos y bodegones. Todo ello bajo una atmósfera de silencio y soledad que las envuelve con la intención de crear una conexión íntima con el espectador.

Cajón de sastre

En este cajón se guardan todas aquellas fotografías realizadas sin narrativas, ni ataduras, instantes que capto con cualquier cámara que tenga a mi disposición con el único propósito de recordar esos momentos que en el día a día pasan desapercibidos y que tanto anhelamos cuando ya no los vivimos: una tarde con tu ser querido, un paseo a orillas del río, un pequeño y encantador pueblo…